Trabajar los sentimientos, tanto los propios como aquellos que tengan que ver con el mundo de las relaciones, es el objetivo de este programa, dado que los niños aprenden mucho mejor si están psicológicamente motivados y tienen una experiencia inmediata de lo que se enseña. Las deficiencias emocionales constituyen un riesgo añadido en la educación del niño; por lo tanto, hay que dar una atención muy especial al desarrollo emocional. Estas habilidades emocionales y sociales son indispensables para la vida.
Dominar las emociones es especialmente difícil, porque estas habilidades hay que ejercitarlas en los momentos en que las personas se encuentren en peores condiciones para asimilar la información y aprender hábitos de respuesta, es decir, cuando tienen problemas. Aunque el contenido de las clases de educación emocional parece trivial, sus efectos en lo que llamamos educación integral (formación de seres humanos completos) resultan hoy en día más necesarios que nunca para nuestro futuro.
El programa de emociones considera que la vida emocional es fundamental en la vida cotidiana del niño, en el funcionamiento diario en clase, en el patio, con la familia. Estas habilidades emocionales se pueden desarrollar, en la práctica, en cada momento del día y serán siempre útiles, pero sobre todo en los momentos difíciles.
Las personas que han desarrollado todas estas habilidades emocionales son más capaces, en general, de afrontar las situaciones difíciles manteniendo el control de sí mismas.
Se trata de conocer la diferencia entre los sentimientos y las acciones y aprender a adoptar las mejores decisiones emocionales, controlando el impulso de actuar e identificar las diferentes alternativas de acción y sus posibles consecuencias; muchas de estas habilidades son marcadamente interpersonales. El trabajo en pequeños grupos nos facilita esta tarea para desarrollar aspectos relativos a las relaciones interpersonales.
Agrupadas en diferentes tipos, podemos hablar de:
Expresar sentimientos
Identificar y clasificar sentimientos
Evaluar la intensidad de los sentimientos
Reducir el estrés o, aún mejor, habilidades para no llegar a estresarse
Hablar de uno mismo
Saber leer e interpretar indicadores sociales
Comprender el punto de vista de los demás
Mantener una actitud positiva frente a la vida
Verbales
No verbales
Esto es solo una pequeña muestra de lo que es un programa de emociones, tan necesario en la educación de nuestros alumnos. Se ha comprobado que los niños aprenden mejor si están psicológicamente motivados y si tienen una experiencia inmediata de aquello que se les enseña. Aristóteles ya decía en su tiempo que un problema no reside en las emociones en sí, sino en su conveniencia y en la oportunidad de expresión.
La cuestión es: ¿cómo podemos aportar más inteligencia a nuestras emociones, más civismo a nuestra sociedad y más estima a nuestras vidas? Esta es la pretensión última y final, más filosófica, de la inteligencia emocional.
El ambiente agradable y preparado es un factor fundamental en el PROYECTO DE MGIS.
El niño, desde el punto de vista emocional, necesita seguridad, amor, afecto. Necesita un ambiente protegido.
En los niños más pequeños, la capacidad de corregir y de mejorar está íntimamente relacionada con la estructura del ambiente.
Los niños más mayores, aunque pueden hacerlo a través del lenguaje y el razonamiento, estarán mejor en un ambiente apropiado que les sea favorable.
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